La Información Alimentaria dirigida a los consumidores: ¿percibimos los cambios?

La norma sobre el nuevo etiquetado de alimentos, cuyo objetivo fundamental era mejorar la información ofrecida al consumidor y afectaba tanto a aspectos relativos a la información general, como a la información nutricional sobre los alimentos, además de ser compleja planteaba importantes novedades en el etiquetado de alimentos que debían abordar tanto los diferentes operadores de la cadena como la propia Administración.

 

ConclusionesEstudio

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A punto de cumplirse un año de la entrada en vigor del nuevo Reglamento, el Estudio sobre el comportamiento del consumidor ante la información alimentaria realizado por HISPACOOP, pone de relieve que el consumidor responsable de las compras da mucha importancia a la información alimentaria, aunque el 63% de los encuestados no han percibido cambios en el etiquetado.

Dos de cada diez de los responsables de compra encuestados no leen nada de la información ofrecida en los alimentos. Además, casi la mitad tiene problemas con las condiciones de legibilidad de las etiquetas. Los responsables de hacer la compra se siguen fijando especialmente en las fechas de caducidad y consumo preferente, aunque 8 de cada 10 leen el etiquetado para ver las características de los alimentos y procuran elegir alimentos bajos en sal, light, etc.

Otros aspectos que introduce el nuevo Reglamento de Información alimentaria facilitada al consumidor no son muy conocidos, como lo referente a la información de alimentos no envasados que se consumen en establecimientos fuera del hogar. Casi 7 de cada 10 de los responsables de compra encuestados no saben que pueden acceder a la información obligatoria de todos los alimentos envasados o sin envasar.

La normativa aplicable a todos los alimentos destinados al consumidor final, se basa en el Reglamento (UE) Nº 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre información alimentaria facilitada al consumidor, siendo ya aplicable desde el 13 de diciembre de 2014, a excepción de las indicaciones relativas a la información nutricional, que serán ya obligatorias a partir del 13 de diciembre de 2016.

PRINCIPALES CONCLUSIONES

En positivo

La información alimentaria es considerada bastante importante por la mayoría de las personas encuestadas (mayor importancia entre las personas de clase social alta y media alta y hogares con alto poder adquisitivo, y menor importancia entre los mayores de 65 años, de clase social baja y media baja y hogares con menor poder adquisitivo).

Entre los perfiles que otorgan mayor importancia a la información alimentaria destacan las mujeres frente a los hombres; los menores de 65 años, excepto los que tienen de 25 a 34 años; los de clase social alta y media alta; los que ingresan más de 2.000 euros mensuales; y, sobre todo, los que leen el etiquetado.

Ocho de cada diez encuestados consultan el etiquetado y procuran elegir alimentos bajos en sal, light, sin azucares, sin grasas…
El perfil de los que leen habitualmente el etiquetado está compuesto por mujeres con un porcentaje significativamente mayor que el de los hombres, por aquellos de clase social alta y media alta, y con ingresos mensuales del hogar de más de 2.000 euros.
Para los que se fijan en la información nutricional, el factor más relevante es el contenido en grasas (saturadas), dato que consulta el 75%.

En negativo

Dos de cada diez de los responsables de compra encuestados no leen nada de la información ofrecida sobre los alimentos.
El 63% de los responsables de compra encuestados no han percibido cambios en el etiquetado.
Condiciones de legibilidad, casi la mitad de los encuestados tiene problemas.
Casi 7 de cada 10 de los responsables de compra encuestados no saben que pueden acceder a la información obligatoria de todos los alimentos.
Lo que más interesa

La fecha de caducidad o consumo preferente es la cuestión de mayor interés tiene en la decisión de compra, por encima de las otras, como el etiquetado de los alimentos (48%), las declaraciones como bajo en sal, sin grasas… (50%), o los alimentos específicos para enfermedades, dietas… (20%). Las fechas de caducidad y consumo preferente son consultadas por el 95 por ciento de los encuestados.

Cuando leen el etiquetado, se fijan principalmente en la lista de ingredientes, seguida de las condiciones de conservación de los productos y de la información nutricional.

De los que se fijan en la información nutricional de los alimentos, mayoritariamente los encuestados centran su interés en las grasas (saturadas y trans), los azúcares y el valor energético (calorías), tomando también importancia el resto de grasas mono insaturadas o poliinsaturadas en detrimento de otra información como la sal, la fibra alimentaria, las vitaminas o minerales.

El interés por la información sobre el país de origen o lugar de procedencia del alimento es muy bajo y aumenta con la edad de los encuestados. Nueve de cada diez personas que se fijan en esta información escogen los alimentos producidos en su región o país.

Información relativa a los alérgenos es considerada muy importante por el 90 por ciento por las personas que se fijan en ella, aunque éstos suponen un menor porcentaje que quienes se fijan en el resto de información. Es la cuestión más conocida.

Legibilidad

La edad y el poder adquisitivo o estatus social son factores que están relacionados con los problemas de comprensión y legibilidad del etiquetado.

Condiciones de legibilidad, casi la mitad de los encuestados tiene problemas.

– Un 42,8% la consideran poco (36,9%) o nada FIABLE (5,9%) y

– Un 46,9% la consideran poco (42,6%) o nada COMPRENSIBLE (4,3%).

– Un 43,2% la consideran bastante (32,2%) o muy CONFUSA (11,0%).

Los que la consideran legible o clara no llegan a la mitad de los encuestados.

– Un 42,3% la consideran bastante (36,2%) o muy LEGIBLE (6,1%).

– Un 47,5% la consideran bastante (39,5%) o muy CLARA (8,0%).

Comedores colectivos, restaurantes, venta a distancia

– La mayoría desconoce que pueden acceder a la información obligatoria de todos los alimentos (incluidos los envasados por el vendedor o a petición del comprador, los ofrecidos en restaurantes, comedores, etc.)

– Cuando se consumen alimentos sin envasar en establecimientos como restaurantes, bares, comedores… la mayoría prefieren que la información aparezca en el menú, carta, o recetario de productos.

– En la compra de alimentos a distancia, la mayoría de los responsables de compras quieren recibir la información de los alimentos envasados o no antes de la compra.

Algunos datos curiosos

– La información nutricional interesa especialmente a mujeres entre 16 y 24 años.

Leer habitualmente el etiquetado sobre información alimentaria es un comportamiento que aumenta a medida que aumenta la clase social y el poder adquisitivo de las familias.

– Los que mejor entienden la información son los más jóvenes y entre los que la consideran poco clara destacan los menos formados.

– En edades inferiores a los 25 años, la información del etiquetado la catalogan como clara, comprensible, legible y fiable en mayores proporciones frente al resto.

Consideran NADA clara la información alimentaria quienes pertenecen a una clase social baja o media baja, en hogares con ingresos inferiores a los 750 € y que conceden una valoración menor a la importancia de la información.

Accede a las conclusiones del Estudio AQUÍ o haciendo clic en la imagen del comienzo.

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