HISPACOOP presenta el «Estudio sobre el impacto ecológico de los hábitos alimentarios de la población española», un análisis de la situación actual y de las alternativas para lograr un sistema alimentario más sostenible, que forma parte del Proyecto «Impacto ecológico de la alimentación», subvencionado por Ministerio de Consumo, y cuenta con el apoyo y colaboración del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El estudio parte, en una primera fase, a partir de las entrevistas a expertos profesionales en el sector de la alimentación y el medio ambiente, con el fin de recabar un diagnóstico genérico de los hábitos alimenticios y su impacto en el medio ambiente, los cambios que deberían realizarse y las acciones que los facilitarían. En una segunda fase, se realizaron encuestas telefónicas a la población española para conocer su posicionamiento sobre los efectos ambientales de sus hábitos de alimentación, su predisposición a cambiar de dieta por motivos medioambientales; identificar las principales barreras al cambio; valorar la necesidad del conocimiento del impacto; y conocer qué medidas podrían ayudar a la hora de plantearse un cambio en sus hábitos de alimentación.
Los resultados del estudio muestran una elevada concienciación respecto al impacto ambiental de los hábitos alimentarios (80,3%) y un acuerdo mayoritario en que los hábitos de alimentación saludables impactan menos en el medio ambiente que los no saludables (75,2%).
Existe también un consenso amplio sobre la necesidad de modificar los hábitos de alimentación (79,8%) y en la dificultad de hacerlo (73,9%). Y la intención de cambio aumenta considerablemente cuando se responde sobre un hábito específico: guiarse por las recomendaciones dietéticas saludables y sostenibles o interesarse por conocer mejor el impacto ambiental de los alimentos.
El análisis realizado muestra una baja predisposición a la acción, no porque las acciones propuestas generen rechazo, sino porque la mayoría de la población niega que supongan cambios en sus hábitos actuales, y porque alrededor de siete de cada diez considera que “ya actúa de ese modo”, es decir, ya planifica su compra, ya la realiza en establecimientos de proximidad, cocina productos frescos, no desperdicia alimentos y lleva una dieta equilibrada y saludable.
Esta baja predisposición a la acción, junto con la elevada adhesión a las distintas medidas que podrían facilitar la transición a una alimentación más sostenible, pone claramente de manifiesto las dificultades y las barreras que existen para llevar a cabo cambios profundos, y, por consiguiente, la necesidad de implantar acciones que favorezcan el proceso de transformación hacia una alimentación con menor impacto ambiental.
Más de la mitad de los encuestados (60,5%) cree que la información sobre el impacto ambiental de la alimentación a veces es confusa y contradictoria. El estudio concluye con la importancia de la información y la necesidad de clarificar la información sobre sostenibilidad alimentaria para tomar mejores decisiones sobre los hábitos alimenticios en la población.
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